Versículo:
Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. (Salmos 19:2)
Comentario:
En su declaración, el rey David habla ahora del tiempo y de la posibilidad de vivir y aprender con él. Cada día vamos acumulando experiencias y creciendo en nuestra vida.
Si no aprovechamos esta secuencia de aprendizaje, pasaremos por este mundo sin crecer como individuos, sin convivir con las personas con las que nos relacionamos y, sobre todo, sin contemplar al Dios que lo creó todo y que desea mantener el contacto con nosotros.
Cada día que amanece trae consigo multitud de cosas nuevas y posibilidades de cambiar y avanzar en nuestras relaciones; ¡no aprovecharlo es un error! Cuando ese mismo día desaparece, se lleva consigo nuestros errores y aciertos. Ese ciclo debe ser aprovechado por nosotros.
Pero la misericordia y la providencia de Dios han colocado entre los días un espacio para nuestro descanso y reflexión: “la noche”. Un tiempo para reponer fuerzas, descansar el cuerpo y la mente, para que cuando llegue el día siguiente y se presente en plenitud, seamos capaces de tomar decisiones más sabias.
Debemos disfrutar del día para vivir y aprender de nuestros errores y aciertos; disfrutar de la noche para el descanso del cuerpo y la mente, pero en cualquiera de estos intervalos no olvidemos que Dios está presente y dispuesto a sostenernos.
Oración:
Señor, gracias porque siempre está ahi, presente, dispuesto a sostenerme y guiarme. Amén