Versículo:
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. (Mateo 6:13)
Comentario:
Jesús termina su explicación de cómo debemos orar al Señor, que no debe ser memorizada ni repetida, sino que debe enfatizar los puntos principales: la conversación íntima entre amigos y la sumisión de un siervo.
Vale la pena acudir al Señor en momentos de peligro, creyendo que es capaz de librarnos, pero esta postura debe ser previa al problema, lo que requiere de nosotros la experiencia de la fe. Es el ejercicio de creer antes de que ocurra, y esto es válido para todos los momentos de nuestra vida.
Muchos piensan que Dios está distante u ocupado, y recurren a intermediarios; otros piensan que a veces nos tienta, y esto no es cierto. Su intención es conducirnos por caminos que nos lleven a Él.
Y Jesús cierra su palabra ensalzando la grandeza de Dios, y nos desafía a observarla también.
– “porque tuyo es el reino” – ¡no hay otro rey al que deban presentarse los siervos!
– “el poder” – ¡no hay otro poder mayor capaz de cambiar nuestras vidas!
– “la gloria” – ¡no hay otra presencia cerca de nosotros capaz de influir y dirigirnos siempre!
¡Amén! (así sea)
El Señor desea que estemos cerca de Él en todo momento, lo espera fervientemente. La oración es el medio eficaz para que esto ocurra; desafíate a ti mismo y tómate el tiempo para hablar con Él, te sorprenderá todo lo que puede ocurrir.
Oración:
Señor, que me acompañe Tu presencia dondequiera que vaya y que yo la busque sin cesar dondequiera que me encuentre.