Versículo:
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses 4:6)
¡Cambiar la ansiedad por una conversación con Cristo! Este podría ser el tema de este comentario. Lo que el apóstol Pablo nos enseña es que podemos cambiar la ansiedad por la confianza. De lo que nos molesta a lo que nos alivia el corazón (la presencia del Señor), y todo ello usando la mayor herramienta que poseemos como cristianos para hablar con Nuestro Padre Celestial: la oración.
Lo más interesante es que Pablo utiliza dos palabras para demostrar condiciones diferentes: “peticiones” = cuando pedimos por nuestra familia, amigos y razones diversas; y “ruego” = que se refiere a nuestras razones personales y más inquietantes.
Por lo tanto, vale la pena invertir en este intercambio; vale la pena conversar con el Señor y dejar que nos sostenga, nos ayude, y nos guíe.
Oración:
Señor, ayúdame a cambiar la desesperacion de mi ansiedad por la vocacion de orar a Ti confiado en que escucharás mis súplicas y me guiarás a la victoria.