Escucha:
“No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, Porque en tus juicios espero. Guardaré tu ley siempre, Para siempre y eternamente” (Salmos 119:43-44)
Piensa:
He escuchado a personas, mientras enfrentan fuertes luchas en cada una de sus vidas decir: “Si tan sólo pudiera escuchar la voz de Dios” o “Si sólo Dios pudiera responderme y decirme qué hacer, podría salir de esta situación”
Sin embargo en tales momentos de desesperación, obviamos una realidad más sencilla y es que Dios ya nos ha hablado por medio de aquella maravillosa herramienta que nos ha dado para obedecerle: La Biblia, Su Palabra.
En el versículo de hoy, el salmista rescata el poder de La Palabra, cuando desea permanecer en ella “para siempre y eternamente” (119:44). Y en versículos anteriores la identifica como el medio para recibir la misericordia de Dios: Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; Tu salvación, conforme a tu dicho. (v.41)
A pesar de las dificultades y de que a veces podamos percibir que Dios ha demorado en sus respuestas, estemos agradecidos de que Él si nos habla, y de que contamos con un maravilloso medio para gozar de Su presencia. Seamos lo suficientemente sabios como para escuchar y obedecer.
Ora:
Señor, que en los momentos de duda, de tristeza, de angustia, pueda recordar que no sólo me escuchas, sino que a través de Tú palabra, hallo el camino para en cada circunstancia, buscarte y encontrarte, para nuevamente levantarme. Amén.