En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. Deuteronomio 13:4
Este capítulo advierte del peligro que representan amigos, familiares cercanos o supuestos profetas que buscan apartarnos de Dios. La única salvaguardia real es permanecer firmes en la Palabra y en comunión con el Señor. Si alguien dice hablar en nombre de Dios pero sus palabras contradicen las Escrituras, no debemos escucharlo. La Biblia es la revelación suprema y el criterio final de toda enseñanza.
El pasaje también nos llama a examinar lo que permitimos en nuestra vida: «Eliminen el mal de en medio de ustedes» (v. 5). ¿Qué guardas en tu casa, en tu corazón, en tus manos? ¿Qué consumes en tu biblioteca, en tu música, en tu computadora? Dios nos pide pureza y fidelidad. Si lo amamos, Él tendrá misericordia y nos bendecirá cuando obedecemos (v. 18).
En Israel, la idolatría era tratada con la mayor seriedad porque contaminaba al pueblo entero. Sin embargo, no se actuaba por rumores o sospechas; cada caso debía investigarse cuidadosamente (v. 14). Así también hoy, debemos discernir con cuidado, evitando acusaciones ligeras, pero también rechazando toda influencia que nos aparte de la verdad.
Promesa: Cuando decidimos mantenernos alejados del pecado, de los falsos profetas y de quienes nos arrastran hacia el mal, y seguimos únicamente a Dios y Su Palabra, Él nos guarda, nos da paz y nos bendice en Su camino.
Señor, guárdame de los falsos profetas y de toda influencia que quiera apartarme de Ti. Ayúdame a vivir en fidelidad a Tu Palabra, rechazando todo lo que ensucie mi corazón. Examina mi vida y muéstrame lo que debo quitar para caminar en obediencia. Fortalece mi discernimiento para reconocer Tu voz y seguirte con integridad. Prometo serte fiel, confiando en que Tú eres mi refugio, mi paz y mi bendición. En el nombre de Jesús, Amén.
