Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2:15
Si deseas una fe sólida y duradera, debes estar profundamente arraigado en las Escrituras. Esto no ocurre automáticamente, sino que requiere dedicación diaria: lectura, meditación y oración constante. Cuando Pablo habla de «manejar bien» la Palabra de verdad, nos invita a ser como un labrador que traza líneas rectas en un campo: preciso, cuidadoso y sin torcer el rumbo. De la misma manera, debemos permitir que la Biblia guíe cada aspecto de nuestra vida, sin adaptarla a nuestros deseos o conveniencias.
A menudo, las personas sacan versículos de contexto para justificar decisiones o conductas que ya han decidido adoptar. Pero el verdadero discipulado significa permitir que la Palabra nos moldee a nosotros, no al revés. La Biblia instruye, corrige, alienta y transforma; es la base de una fe pura y firme. Honrar a Cristo requiere aceptar Su verdad, incluso cuando nos desafía o nos confronta, confiando en que Su Palabra siempre nos conduce a la vida y a la transformación.
Señor, enséñame a ser un trabajador fiel que maneje Tu Palabra con humildad y reverencia. Ayúdame a no distorsionar las Escrituras para ajustarlas a mis deseos, sino a dejar que moldeen mi corazón y mi vida. Guíame para obedecer cada enseñanza que revelas, incluso cuando me desafíe, y fortalece mi fe para reflejar Tu verdad en todas mis acciones. Amén.