Acordaos de las maravillas que él ha hecho, De sus prodigios y de los juicios de su boca. Salmos 105:5
Centrarse en nuestras dificultades las intensifica y agranda. Pero cuando centramos nuestra atención en Dios, nuestros problemas se ponen en la perspectiva adecuada y ya no nos abruman. Por eso es tan importante meditar en todo lo que el Señor ha hecho por nosotros y por los demás en el pasado y vigilar activamente de Su mano ha actuando en todas las circunstancias que hemos atravesado. A medida que lo hacemos, podemos ver los patrones de cómo Él obra en nuestras vidas, podemos distinguir mejor las formas en que desea hablarnos y podemos discernir con mayor claridad, Su consuelo y guía.
Vemos Su grandeza, Su gracia y Su bondad. Él es Yahvé Elohim, el Señor nuestro Dios, eterno, infinito en poder y sabiduría, y absoluto en fidelidad. Los problemas que parecen gigantescas montañas de desesperanza y angustia se reducen a nada en comparación con la magnificencia de Su soberanía. Aquel que creó los cielos y la tierra y gobierna sobre toda la creación puede hacer todas las cosas.
Y a la luz de todo lo que Él es y todo lo que ha hecho, nos damos cuenta de que nada es imposible para nosotros cuando caminamos de Su mano, y en total obediencia a Sus designios. Nuestras cargas se disipan como agua entre las manos, en Su grandiosa presencia.
Señor, gracias por Tu bondad y Tu misericordia que en todo momento me ha rescatado. Recordaré todo lo que has hecho por mí y alabaré Tu nombre, aun cuando una situación parezca desoladora o sin solución, pues nada es demasiado difícil para Ti, Padre. Tu mano, todo lo puede. En El Nombre de Jesús, Amen.