Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1
Lo hermoso de la forma en que Dios diseñó las cuatro estaciones es que, aunque cada una es distinta, todas trabajan juntas para traer vida y crecimiento. La primavera es un período de frescura y nueva vida. El verano trae crecimiento y productividad. El otoño es el momento de recoger los frutos de las labores pasadas. El invierno es la estación del letargo y el descanso. Cada estación tiene su propia belleza y aporta una contribución significativa a la vida.
Así como Dios planificó las estaciones en la naturaleza, también planificó las estaciones en la vida. La vida tiene su primavera, cuando empezamos cosas nuevas y miramos con ilusión hacia el futuro. Llega el verano y trabajamos diligentemente en el calor del día en todo lo que Dios nos ha asignado. Con el otoño llegan los frutos de las cosas empezadas en una época anterior de nuestra vida. El invierno pone fin a un periodo concreto de nuestra existencia. A veces, el invierno trae dificultades, pero mantenemos la esperanza, porque la primavera está a la vuelta de la esquina.
En el perfecto diseño de Dios para cada uno de sus hijos, Él ha planeado tiempos de fecundidad y actividad. También construirá tiempos de tranquilidad y descanso. Habrá momentos en los que Él nos pedirá que permanezcamos fieles haciendo el mismo trabajo día tras día. Pero también habrá períodos de entusiasmo y nuevos comienzos. Por la gracia de Dios, disfrutaremos de temporadas en las que cosecharemos el fruto de nuestra fidelidad. Por la gracia de Dios, también superaremos los fríos inviernos de angustia y dolor, porque sin invierno no habría primavera.
Señor, te doy gracias por las estaciones que has creado tanto en la naturaleza como en mi vida. Ayúdame a aceptar cada estación tal como viene, ya sea un tiempo de crecimiento, productividad, descanso o renovación. Enséñame a permanecer fiel en los inviernos difíciles, sabiendo que Tu tiempo es perfecto y que la primavera llegará de nuevo. Que pueda seguir confiando en Ti y encontrar alegría en cada estación que has planeado para mí. Guíame a través de los cambios en la vida, y ayúdame siempre a buscar Tu propósito en todo. En El Nombre de Jesús, Amén.