Jehová es Dios y nos ha dado luz. Samos 118:27
Los problemas siempre parecen más desalentadores cuando los pensamos de noche o justo antes del amanecer, en el momento en el que hemos pasado, todo un período que debería ser de descanso, velando ante incontables pensamientos justo antes de que la luz de la mañana ascienda por el horizonte y se deslice silenciosamente en la habitación. En esas horas de angustia y oscuridad, las sombras del miedo y el desánimo pueden amenazar con abrumarte. Pero la luz de la mañana ahuyenta la noche, te devuelve la perspectiva, te llena de esperanza y te ofrece la promesa de un nuevo y brillante día.
La luz del amor de Dios es muy parecida a la luz del sol de la mañana. Disipa las tinieblas de tu corazón y barre las sombras del miedo y el desánimo. Hace inofensivos los espectros de la condenación que te recordarían con dureza los fracasos del pasado. La luz maravillosa de Dios te permite verte como Él te ve: una criatura nueva, lista para empezar de nuevo.
No mires por menos, este nuevo comienzo que en el Señor has hallado, de hecho, mira ante cualquier fracaso en la batalla, que puedes, en efecto, recomenzar de cero la reconstrucción de un nuevo camino hacia un nuevo destino que antes no pudo ser. Recuerda que si el Dios todopoderoso te abrió la posibilidad de la vida verdadera, cualquier cosa en la que aqui hallamos fallado o fracasado, sin dudas, de la mano de Dios, podrá ser alcanzada.
Dios Te Bendiga.
Señor, te doy gracias por inundar mi corazón con la luz de tu amor y por iluminar las sombras de mi vida con el brillo esperanzador de Tu presencia y Tu protección y Tu ayuda, en cada una de mis pruebas. En El Nombre de Jesús, Amén.