El que ama la limpieza de corazón, Por la gracia de sus labios tendrá la amistad del rey. Proverbios 22:11
Jesús dijo: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.» (Mateo 5:8). El Salvador no se refería únicamente a que algún día veamos al Padre en Su reino celestial. Más bien, Jesús se refería a nuestra capacidad de percibir la protección y la provisión del Señor en nuestras vidas ahora mismo: en nuestras relaciones, trabajo, luchas y en todos los aspectos de nuestra existencia.
Las personas que persiguen poseer un corazón limpio delante del Señor tienen la promesa de ver su rostro, pero no necesariamente en visiones o a través de ilustres hazañas espirituales, sino como Él trabaja en y a través de sus vidas diariamente, enseñándoles Sus caminos. Debido a que sus corazones están puestos en el Salvador, su visión de Él no se ve oscurecida por la confusión y el desorden que causa el pecado. Por lo tanto, entienden de una manera poderosa cómo el Señor está detrás de cada cosa buena que viene en su camino (Santiago 1:17) y que incluso las pruebas y dificultades tienen significado y propósito (Romanos 8:28). Se dan cuenta de que Dios está obrando todas las cosas para su bien final-cambiando las circunstancias, diseñando eventos inesperados que producen beneficios inimaginados, y orquestando las relaciones para que la Palabra de Dios salga con mayor poder y más impacto.
Amigo, ¿quieres ver más de la obra del Padre en tu vida y experimentar Su presencia de una manera más profunda? Entonces mantén tu corazón puro, buscándole y obedeciéndole. Niégate a albergar pecado en tu corazón; confiésalo y arrepiéntete de él tan pronto como seas consciente de ello. Invita al Espíritu Santo a limpiarte a través de la Palabra de Dios. Y en todas las cosas, sométete al Padre. Después de todo, la obediencia siempre trae bendición, y cuando la recompensa es ver a Dios mismo, estás recibiendo el anhelo supremo de tu alma.
Señor, purifica mi corazón: quiero verte en todas las cosas. Quiero ser tan consciente de Tu maravillosa presencia que estemos en constante comunión, en todo momento y en todo desafío. Gracias Padre por Tu inmenso amor y fidelidad. En El Nombre de Jesús, Amén.