Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá. Salmos 1:6
El rey David establece un profundo contraste entre los impíos y los justos. Mientras que los impíos son como la paja que esparce el viento, los justos son como un árbol plantado junto a las aguas de primavera dónde todo crece, dónde todo florece. Mientras que los impíos están espiritualmente secos, los justos muestran verdor incluso en tiempos de sequía. Mientras que los impíos no dan frutos que agraden a Dios, los justos dan frutos en la estación adecuada. Mientras que los impíos carecen de estabilidad y son zarandeados por el vendaval, los justos tienen sus raíces firmes en el suelo de la fidelidad de Dios. Mientras las obras de los impíos son reprobadas por Dios, los justos tienen éxito en todo lo que hacen. Mientras los impíos buscan sentarse en la rueda de los escarnecedores, los justos se deleitan en la ley del Señor. Mientras que los impíos no tendrán asiento en la asamblea de los santos ni prevalecerán en el juicio, los justos serán conducidos por Dios en la historia y recibidos en la gloria. Mientras que el camino de los impíos perecerá, el camino de los justos es conocido por Dios.
Es hora de que reflexiones sobre tu vida. ¿Quién eres? ¿Dónde está tu deleite? ¿Dónde está tu tesoro? ¿En cuál de estos dos marcos puedes colocar tu fotografía? Recuerda: los impíos pueden parecer felices, pero su final es trágico. Los justos, en cambio, aunque pasen por pruebas en la vida, ¡son y serán bienaventurados!
Señor, dame Tu guía y Tu dirección para que ande por los caminos de justicia que Te glorifiquen, y que bendigan mi vida. No quiero pertenecer al bando de los ímpios, ajenos y desobedientes a Tus mandatos, sino al lugar dónde habitan los justos, que buscan Tu voluntad por encima de Todo y con fidelidad, Te siguen y Te sirven. En El Nombre de Jesús, Amén.