Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es sabroso. Proverbios 9:17
¿No es interesante que cuando realmente queremos hacer algo que sabemos que está mal, nuestra mente siempre puede racionalizar el comportamiento? Nos decimos a nosotros mismos: “Nadie lo sabrá. No estoy lastimando a nadie más; esto sólo me involucra a mí”. Pero, ¿alguna vez nos libramos realmente del pecado? En nuestro corazón, sabemos que la respuesta es no. Sin embargo, cuando las consecuencias del pecado parecen ser tan diferentes, a veces optamos por correr el riesgo.
Sin embargo, siempre debemos recordar que aunque las consecuencias del pecado no siempre son externas o inmediatas, al final cosecharemos lo que sembramos, más de lo que sembramos y más tarde de lo que sembramos. Los “pecados secretos” como mentir, la gula o ver pornografía pueden pasar desapercibidos durante meses o incluso años. Sin embargo, no se equivoque: destruyen al individuo desde dentro. Y el daño interno causado a quienes se dedican a estas actividades puede poner en peligro su vida.
Tenga la seguridad de que Dios se ocupará del pecado habitual en la vida de los creyentes. Puede que permita que sus hijos vivan en pecado durante una temporada, pero como dice Lucas 12:2: “No hay nada encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse”.
Si está atrapado en el pecado habitual y ya no puede oír la voz de Dios, es hora de que evalúe su futuro. ¿Continuará destruyéndose a sí mismo a través de la desobediencia, o se apartará audazmente del pecado y aceptará Su regalo de perdón? La elección es suya. Amigo, por el bien de su propia alma, no continúe por este camino. Confiesa y arrepiéntete, confiado en que Tu Padre celestial no sólo perdonará tu pecado sino que también te liberará de ese poder pernicioso que te ha atado.
Señor, sé que Tú puedes liberarme del poder que cualquier pecado tenga en mi vida. Te lo confieso y me arrepiento por esos errores que hasta aquí me han destruído y alejado de Ti. Enséñame a caminar en Tus caminos para que pueda ser libre verdaderamente. En El Nombre de Jesús, Amén.
