Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. Efesios 5:15-17
El tiempo es un bien muy valioso. Puesto que es irreversible e insustituible, debemos considerar cuidadosamente cómo empleamos nuestros días, e incluso nuestros minutos. El tiempo es un don de Dios, lo que significa que no somos propietarios, sino administradores que un día daremos cuenta de cómo hemos utilizado lo que se nos confió.
Los que se dan cuenta de que sus días pertenecen a Dios son cuidadosos con su forma de vivir. Quieren comprender la voluntad del Señor y buscan Su guía cada día mediante la comunión íntima con Él en la Palabra y la oración.
Pero los que son insensatos no prestan la debida atención a su forma de vivir. Algunos se vuelven improductivos y perezosos, viviendo para sus propios placeres. Pero incluso los que están ocupados y tienen éxito según los criterios mundanos pueden estar perdiendo el tiempo si sus horarios no están alineados con la voluntad de Dios.
Para aprovechar al máximo tus oportunidades, intenta empezar cada día con el Señor, pidiéndole que dirija tus actividades. Ninguno de nosotros quiere llegar al cielo y descubrir que, aunque hemos estado ocupados gastando nuestro tiempo, no lo hemos invertido para la eternidad.
Padre celestial, te pido sabiduría para invertir mi tiempo de manera sabia y productiva. Ayúdame a discernir las actividades que honran y glorifican tu nombre. Que cada paso que dé y cada tarea que realice sean para tu gloria. Que mi vida refleje tu amor y propósito en todo momento. En El Nombre de Jesús, Amén.