¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti. Jeremías 32:17
En Mateo 17:20, Jesús imparte una profunda verdad a Sus discípulos, como nos lo revela la escritura: “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.”. Esta afirmación es una poderosa fuente de inspiración para todos los creyentes. Pone de relieve que la magnitud en si misma, de nuestra fe es menos importante, que a aquel a quién va dirigida. Pongamos un ejemplo para ilustrar la situación: digamos que hicimos un gran esfuerzo para un proyecto y de ello tenemos fe de que nos irá bien y alcanzaremos los objetivos que nos propusimos al empezar. La magnitud de nuestra fe, en ese caso es alta, pero es más importante si dirigimos tal fe a poner en manos de Nuestro Padre Celestial, el gran esfuerzo hecho; de esa manera nuestra confianza si será fortalecida. No será una fe desde lo que nosotros mismos hicimos con nuestra habilidad, sino una fe basad en qué pusimos los dones que Dios nos ha dado, a Su servicio, y Para Su gloria y de ellos nuestra fe, fundamentada en el creador y sustentador de todas las cosas, si moverá cualquier montaña como lo afirmó el mismo Jesucristo.
Cuando nos enfrentamos a retos desalentadores, es natural sentir duda y ansiedad. Sin embargo, estos son los momentos para profundizar nuestra confianza en el poder supremo de Dios. Podemos sacar fuerzas de escrituras como Jeremías 32:17, que refuerzan la omnipotencia de Dios. Orar pidiendo gracia y un aumento de la fe también es una respuesta poderosa en estos momentos.
Recuerda que, con Dios de nuestro lado, el miedo no tiene cabida (Salmo 118:6). Por tanto, en momentos de incertidumbre o dificultad, deja que tu pequeña pero potente fe inspire oraciones audaces y acciones valientes que vayan siempre con un mismo objetivo: Glorificar a Tu Padre Celestial, que como lo fundamenta la escritura: buscando primero Su justicia, todas las demás cosas serán añadidas.
Señor, disipa mi duda con la confianza de que Tus brazos se encuentran siempre extendidos para sostenerme, sin importar la circunstancia que atraviese, junto con la certeza de saber que Tus promesas son infalibles y perfectas, para todo aquel que ha decido, con fidelidad, seguirte y servirte. En El Nombre de Jesús, Amén.