Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad. (Proverbios 11:14)
No se te ha llamado a “ir solo” en tu camino de fe. De hecho, ningún creyente ha sido llamado a recorrer el camino de la vida cristiana por sí mismo.
Cuando hay asuntos en tu corazón, es bueno y correcto acudir primero a Dios para tratarlos. Pero el Padre también quiere que hables con personas piadosas en las que puedas confiar y a las que puedas respetar. El Señor puede incluso mostrarte con quién hablar.
La verdad es que uno de los mayores tesoros de la vida es un amigo centrado en Cristo y bondadoso que camine contigo en los momentos difíciles y se acerque al trono de la gracia en tu nombre. Por supuesto, siempre es prudente ser cauteloso sobre a quién confías tus preocupaciones. Debes asegurarte de que tus confidentes no sólo se centran en Dios, sino que también serán discretos con lo que compartas con ellos.
Asimismo, como hemos dicho, es importante que acudas primero al Padre con tus problemas. Como hijo Suyo, tienes el increíble privilegio de buscarle para que alivie tus cargas (Salmo 55:22). Pero una vez que Dios ponga tus dificultades en perspectiva y te oriente, no dudes en comentar lo que te muestre con un amigo que te apoye con la oración y consejos piadosos. Puede que esa persona esté pasando por una prueba similar, y esto puede convertirse en una oportunidad para animarse y apoyarse mutuamente. Y es que apoyarse en comunión fraternal, a llevar cada uno nuestras cargas es también una forma de oración en la que clamamos al Señor que nos dé la fuerza para avanzar como hermanos, en Su voluntad.
Padre, gracias por los amigos piadosos. Muéstrame en quién puedo confiar y trae a mi vida personas que me ayuden a crecer en mi relación contigo. En El Nombre de Jesús, Amén.