Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros. (2 Crónicas 20:17)
Habrá situaciones en las que lo único que Dios quiere de nosotros es que tomemos nuestras posiciones en el campo de batalla. Él sabe que somos polvo. Sabe en que momento no tenemos poder para enfrentarnos a nuestras dificultades, a nuestros enemigos. Nos pasamos el tiempo pensando en soluciones, perdemos el apetito (o comemos demasiado) e incluso perdemos noches de sueño, pensando que con nuestra inteligencia seremos capaces de idear estrategias para superar nuestros obstáculos.
Sin embargo, sólo en El Señor es en quien encontraremos la capacidad de vencer. Él nos da las habilidades, la inteligencia, las ideas y la sabiduría para seguir adelante. El rey Josafat, sabiendo que sus enemigos eran numerosos y se acercaban, tuvo una actitud muy hermosa: buscó al Señor en ayuno y oración, pidiendo a todo su pueblo que hiciera lo mismo. La respuesta de Dios fue aún más hermosa: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.”. (v.17)
Dios tendió emboscadas a los enemigos de Judá y éstos se destruyeron a sí mismos. Se atacaron y agredieron mortalmente unos a otros. El pueblo de Judá no tuvo que hacer nada, salvo adoptar su posición de adoradores del Señor. Se prepararon para la batalla ayunando, orando, alabando, cantando y adorando al Señor. El resultado no podía ser otro, ¡el resultado fue la victoria del pueblo sobre sus enemigos!
Que Dios nos ayude a luchar esta guerra diaria de la manera correcta. ¡Que nos ayude a posicionarnos de la manera que Él espera!
¡Un día lleno de alabanzas a Dios y de victorias para todos nosotros!