Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando luego sus redes, le siguieron. (Marcos 1:17-18)
En el pasaje de Marcos 1.16-20, vemos cómo Jesucristo encontró a Simón y Andrés, así como a Jacobo y Juan, quienes eran pescadores comunes y corrientes. Aunque no eran santos extraordinarios, su vida cambió radicalmente cuando se encontraron con el Señor. Lo que los diferenció fue su fe para dejar atrás su antigua forma de vida.
Marcos, en su Evangelio, utiliza la expresión “al instante”. Nos relata cómo los hermanos dejaron “al instante” sus redes de pesca y siguieron a Jesús. A veces, no nos damos cuenta de la magnitud de esta decisión. Estos hombres abandonaron su negocio, su principal fuente de ingresos, pero eso fue solo el comienzo. Durante más de tres años, su camino como discípulos les alejó de sus familias, hogares, comodidades y seguridad. Respondieron al llamado del Señor con una fe que no solo implicaba creer, sino también renunciar a todo.
Es posible que no recibamos un llamado tan radical en nuestras vidas. Sin embargo, no somos tan diferentes de aquellos discípulos. Cuando Jesús nos invita a seguirlo, debemos estar dispuestos a dejar de lado cualquier cosa que compita con nuestra confianza en Él. En otras palabras, debemos estar dispuestos a dejar nuestras propias “redes” —ya sea nuestro trabajo, hogar, comodidad o éxito— cuando el Señor nos llame a hacerlo. ¿Qué se necesita para tener ese tipo de fe?
En resumen, el relato de Marcos nos muestra cómo Simón, Andrés, Jacobo y Juan dejaron sus vidas anteriores para seguir a Jesús al instante. Su fe y disposición para renunciar a todo lo que les impedía confiar en Él nos desafían a evaluar qué estamos dispuestos a dejar atrás cuando el Señor nos llama. La fe en Jesús implica confiar en Él por encima de cualquier otra cosa y estar dispuestos a seguirlo sin reservas. ¿Estamos listos para responder a su llamado con esa misma fe?
Oración:
Señor, cuídame de las distracciones y seducciones de los bienes del mundo. Que no nublen mi visión de lo verdaderamente importante, que es seguirte, servirte y ser ejemplo de Tu amor y Tu bondad en todos los que me rodean. Ayúdame a lograrlo, En El Nombre de Jesús, Amén.