Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. (Proverbios 2:6)
En medio de días de dificultad, una de las primeras cosas por las que perdemos nuestra paz, son los pensamientos. Durante las adversidades de seguro siguen rondando por tu mente ciertas preguntas que no puedes quitarte de encima. Cuestiones que te han preocupado durante mucho tiempo persisten y hacen vacilar tu fe. Te preguntas cuándo o si Dios te ayudará alguna vez.
Lo más probable es que hayas buscado antes al Padre acerca de estas cargas, que es lo mejor que puedes hacer. Pero no te acerques a Él sólo para hablar de los problemas: Él ya sabe todo lo que hay que saber sobre ellos y no se beneficia de tus valoraciones. En lugar de eso, acércate a Él para escucharle. Recuerda que el temor del Señor -el reconocimiento de que es Dios- es el principio de la sabiduría. Y Él da gratuitamente conocimiento y comprensión a quienes reconocen de todo corazón que Él tiene las respuestas.
De hecho, Jesús prometió: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Esto es una garantía de Dios mismo: El Padre quiere ayudarte a comprender. Ansía mostrarte lo que está consiguiendo a través de esa situación, lo que desea que aprendas de ella y cómo puedes alcanzar la victoria en ella.
Así que lo más sabio que puedes hacer es seguir poniéndote ante Él en oración, abriendo Su Palabra y dando a Su Espíritu Santo tiempo suficiente para que te hable. Sigue buscando y no te desanimes. El Señor te dará la sabiduría que necesitas para triunfar en todo aquello a lo que te enfrentes.
Padre, Tú conoces las preguntas que siguen en mi corazón. Vengo ante Ti para escucharte, Señor, sabiendo que Tú tienes la respuesta a cada necesidad y la sabiduría para guiarme en cada situación. En El Nombre de Jesús, Amén.