Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (Mateo 7:7-8)
La vida te pone a prueba. Dios lo permite, para desafiarte a aprender y crecer, pero las lecciones casi siempre consisten en aprender a confiar más en Él. Dios te muestra quién es: Su poder y Su santidad, pero también Su misericordia y Su gracia. La única forma de superar esas pruebas es tomarse a Dios en serio.
Cuando El Señor le dijo a Abram que sacrificara a su único hijo, Abram no dudó en obedecer. Razonó que, si Dios iba a permitirle quitarle la vida a Isaac, entonces Dios tendría que resucitar a Isaac de entre los muertos para cumplir Sus promesas (Hebreos 11:17-19). Por eso dijo a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.” (Génesis 22:5). Sólo la fe te prepara para una prueba así, y sólo la fe te ayudará a superarla.
Y es que la fe nos fortalece y nos prepara para cualquier prueba que enfrentemos. Nos permite confiar en que, incluso cuando las circunstancias parezcan difíciles o imposibles, Dios tiene el control y nos dará la fuerza para superar cualquier obstáculo. Así que, Al igual que Abram, preparémonos para estar dispuestos a obedecer al Señor incluso en los momentos más difíciles, confiando en que Su plan y su propósito serán siempre los mayores para nuestra vida.
Que esta verdad nos anime a perseverar y a confiar plenamente en el amor y el poder de nuestro Dios. Él nunca nos dejará ni nos abandonará.
Oración:
Padre, elijo reconocerte y honrarte con todo lo que tengo y todo lo que hago, hoy y todos los días. Ayúdame a lograrlo. En El Nombre de Jesús, Amén.