Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. (Génesis 44:1)
La nobleza y el aplomo emocional de José son impresionantes. En Génesis 43 observamos la gracia en su vida al reunir a sus hermanos heridos para un nuevo banquete. ¿Te has parado a pensar cuántas cosas pasaron por la cabeza de este hombre durante ese periodo? Pero Dios estaba con él. Ahora, en el capítulo 44, ha llegado el momento de que José ponga a prueba el corazón y la lealtad de sus hermanos. En una trama bien organizada, inculpa a Benjamin y amenaza con arrestarlo. ¿Serían los hermanos desleales con Benjamín de la misma manera que lo habían sido con él hace diecisiete años?
La rápida sucesión de acontecimientos nos llena los ojos de lágrimas. Esos hombres de corazón obstinado suplicando a José que se apiade de Benjamín. Sus corazones habían sido obrados con gracia por el Señor. Algo nuevo estaba a punto de suceder.
La compasión del Señor tocó el corazón de esos hombres una vez impíos y ahora renovados en Él. Y es esa la forma en que Dios obra con los que ha elegido. Su trabajo de amor en nuestros corazones nos conduce hacia la madurez espiritual, y cuando llega el momento, nos regala acontecimientos como el que acabamos de leer: la oportunidad de corregir los errores del pasado, la puerta abierta para vivir una nueva experiencia de amor con Él y para Él.
Génesis 44 me muestra que Dios sabe obra, transforma y edifica a sus elegidos, confiado de que ellos, a Él retornarán toda la gloria. ¡Confía!
Oración:
Señor, gracias por darme una oportunidad cada día de corregir mis errores, pues como dice tu palabra, tus misericordias son nuevas cada mañana. Que aproveche y sea fiel a esa maravillosa misericordia y te honre y te glorie con cada una de mis acciones con el mayor compromiso y fidelidad dignos de Tu grandeza. En El Nombre de Jesús, Amén.