Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando? (Génesis 42:1)
El lector de la Biblia puede pensar, por un descuido, que el mayor acontecimiento en la vida de José fue que alcanzó el cargo de gobernador de Egipto. No fue así. El mayor deseo de ese soñador era volver a estar con su antigua familia. Mientras Dios lo usaba para preservar a todo el mundo antiguo de la hambruna (y obviamente, incluyendo a los miembros de su familia), el Señor estaba allí en Canaán trabajando en la vida de sus hermanos.
La hambruna, que también afectó a Canaán, los llevó a José. Pero no lo reconocieron. ¡Era el plan de Dios! Esa fue la oportunidad para que José los llevara al arrepentimiento.
He sido testigo en estos dieciocho años de caminar con Jesús de que, de forma gloriosa, muchas situaciones no resueltas del pasado acaban saliendo a la superficie. ¡Dios lo hace por nuestro bien! Cuando las personas que te han hecho daño en el pasado busquen tu ayuda, sé amable y sírveles de todo corazón. Nuestra generosidad con aquel que nos ha dañado demuestra que Dios está con nosotros, y que como Él nos ha perdonado, podemos también nosotros perdonar a nuestros hermanos, siempre que se arrepientan. No hay gloria en la venganza, hay gloria en la reconciliación.
Génesis 42 es una invitación a que no seamos mezquinos y desagradecidos con nadie, y que con el amor con el que Dios nos amó, nos esforcemos en perdonar y estar en comunión fraternal con nuestros hermanos.
Oración:
Señor, que el pasado no me impida vivir el presente, ni sentir angustia o ansiedad por el futuro, y que ello sea también asi en mis relaciones: que pueda perdonar al que me hizo daño y vea en la reconciliación una maravillosa de glorificarte y mostrar que Tu amor vive en mi. En El Nombre de Jesús, Amén.