Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. (1 Samuel 1:10)
Ana era estéril. Además de no poder tener hijos, sufría la pena de una rival, si podía llamarse de esa manera, que se burlaba constantemente de ella. A pesar del amor de su marido, Ana, a causa de toda la situación, se encontraba en una depresión profunda, lloraba, como nos muestra la Palabra, desoladamente. Su alma estaba angustiada y afligida. ¿Cuántos de nosotros no nos hemos enfrentado a situaciones como ésta?
Nos enfrentamos a dificultades de todo tipo. Luchamos en la oración, anhelando el favor del Señor, para ver cumplidos nuestros sueños. Pero llega un momento en que pensamos ¿Sucederá realmente? ¿Conseguiré lo que tanto busco?. A pesar de su tristeza, Ana no se dejó vencer por la situación y persistió en su búsqueda, esperó su respuesta en Dios; “Bueno es el Señor para los que le esperan, para el alma que le busca”. (Lamentaciones 3:25) “Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.” (Isaías 40:31)
Luego de derramar Su alma en oración, al Padre de los Cielos, la palabra nos refiere que El Señor se acordó de Ana, y al cabo de un tiempo concibió un hijo, al que llamó Samuel. Siendo aún niño, Ana entregó a Samuel a Elí en el Tabernáculo.
Nuestro Padre Maravilloso, que todo lo ve y todo lo sabe, obra en nuestro favor. Creo que en algún momento Ana pensó en rendirse. Creo que la situación fue muy difícil para ella, sobre todo porque se prolongó durante muchos años. Pero Ana nos dejó una lección preciosa: tenemos que aguantar y esperar a que el Señor actúe.
Así pues, no te rindas. No dejes de creer. Aunque todo parezca estar vuelto en tu contra, resite. Dios no se ha olvidado de ti y, en el momento oportuno, ¡actuará a tu favor!
Oración:
Señor, conserva mi fe, y dame la fortaleza para resistir en medio de la prueba, y aguardar en Tus tiempos perfectos, la respuesta victoriosa que has reservado para cada uno de Tus hijos. En El Nombre de Jesús, Amén.
