Devocional:
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará. (Lucas 9:23-24)
Hay muchas personas que caminan sin dirección, no son conscientes e ignoran qué dirección debe tomar su vida e incluso han perdido la motivación para continuar. Otros han tocado fondo y desde el abismo, incluso contra El Señor, reclaman o esperan la llegada de la muerte. Nuestro Padre Celestial nos legó mediante Su hijo el mensaje de la salvación, pero ¿qué hacemos con él? ¿Lo retenemos o lo proclamamos? ¿Somos valientes y lo proclamamos, o nos acobardamos ante la misión que se nos ha encomendado? El Señor nos ha elegido y designado para una misión: ser una bendición en la vida de los que nos rodean, como verdaderos discípulos, siervos comprometidos y sacrificados, llamados a proclamar la buena nueva de la salvación.
Si uno quiere ser un verdadero discípulo de Jesús, tiene que darse cuenta de que es necesario negarse a sí mismo. Esto significa renunciar a nuestros propios intereses para vivir la voluntad de Dios. Significa hacer la elección diaria de cederle a Él nuestros “derechos”, o mejor dicho, tener derecho a no tener ningún derecho. Es renunciar a la propia vida para vivir los designios de Su voluntad. Es invertir tiempo y recursos para llegar a los quebrantados de corazón y ser un instrumento de curación y liberación, que dé testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestro interior. Es perder la propia vida para vivir la vida de Cristo.
Participar en esta misión es recorrer un camino de, aunque parezca injusto, dolor, muchos sufrimientos y pruebas, cargando con la propia cruz. Pero también, es, al obtener la victoria en Cristo, cómo lo proclamó el apóstol Pablo, caminar victoriosamente, acumulando ganancias que son eternas, para gloria de Dios.
¿Estás dispuesto a sufrir pérdidas por amor a Cristo? ¿Estás dispuesto a ser un instrumento poderoso en las manos de Dios, aunque eso signifique que muchas veces debamos sacrificar nuestros deseos o anhelos dejando que el Señor decida los verdaderos objetivos que son provechosos para nuestra vida?
Que Dios nos dé audacia y valor para seguir Sus pasos. Que nos capacite para vivir por Él y para Él. Que nos libre de la cobardía y nos convierta en instrumentos poderosos en sus manos. Que nuestra respuesta a su llamada sea: “¡Aquí estoy, Señor, úsame según tu voluntad!”.
Así sea.
Oración:
Señor, dame el coraje, la fuerza y el valor para seguir Tus pasos, y que prevalezcan en mi corazón, no mis propios deseos, sino Tu voluntad que es la más alta, la más perfecta y la de mayor fruto para mi vida. Que asi sea, Te Lo Pido, En El Nombre de Jesús, Amén.