Devocional:
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. (Juan 15:4-5)
La verdad para Ti
La fuente que da vigor a nuestra vida espiritual sólo puede hallarse en Dios. Somos ramos de su vid, frutos que solo pueden ser frondosos siendo nutridos por las ramas del árbol perfecto del Señor que nos llena en amor, misericordia, comprensión y cuidado, y que nos capacita para, en la prueba, resistir confiados en sus promesas de bienestar y vida verdadera.
Permanecer en Cristo es dar fruto conforme a la semilla pura que fue plantada en nosotros, Su Palabra. Cuando no damos fruto, o damos fruto en desacuerdo con la semilla pura, es decir cuando por nuestro alejamiento del Señor, la semilla se ha atrofiado o adulterado;el resultado es la nada, la cosecha es de falso fruto.
Permanecer en Cristo es vivir como Él vivió; es hablar como Él habló; es amar como Él amó. Si no es así, lo que haremos es nada, pues alejados de Él, nada podremos hacer.
Declarando la promesa:
Por medio de Cristo soy una rama de la vid de Dios, y soy consciente de que sólo permaneciendo en Él, podré dar el verdadero fruto que glorie al Señor. Hoy nada me alejará de permanecer en El Señor, buscarlo y hallarlo, sirviéndole de todo corazón para permanecer unido a Él.
Orando la Promesa
Señor, fortaléceme ante los llamados del mundo que me invitan, directa o indirectamente a alejarme de Ti. Dame una fe sólida y una confianza perfecta, en Tus promesas para buscar cada día más caminar, pensar y obrar por Tu Palabra y emprender toda actividad con el objetivo de servirte y ejecutarla para Tu honra y para Tu gloria. Quiero permanecer unido a Ti, siendo instrumento de fruto verdadero y apto para los propósitos de Tu Reino.
