Devocional:
Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. (Génesis 19:1)
La proclamación correcta del evangelio debe abordar tanto el amor de Dios como su justicia. La buena nueva que predicamos promete liberar al hombre de la ira divina que se derramará contra la humanidad a causa de sus pecados. En Génesis 19, vislumbramos uno de los momentos en que el Eterno actuó con juicio contra la humanidad pecadora. Después de enviar dos ángeles a la ciudad de Sodoma y Gomorra para sacar a Lot y a su familia, la ira de Dios se derramó contra la ciudad, y todos allí perecieron.
La Iglesia, a lo largo de la presente dispensación, convive con una humanidad impía y pecadora, siendo ella misma rescatada de este vano modo de vida, siendo llamada a experimentar una relación viva con el Creador. Sin embargo, nunca podremos echar raíces en este mundo, porque el fin de todas las cosas se acerca, y nuestro destino no está aquí. La mujer de Lot pereció en el juicio porque su corazón seguía en Sodoma. Cuando Cristo vuelva, ¿dónde encontrará nuestro corazón?
Génesis 19 me invita a tener mi corazón en Cristo, y no en este mundo de ilusión que pronto pasará.
Oración:
Señor, ayúdame para que mi corazón esté puesto cada día más en Ti y en Tus cosas, y menos en las del mundo. Que luche contra todo aquello que me aleja de Tu voluntad y que me glorie en el cumplimiento de Tu Palabra, para ser digno de Tus promesas, de Tu misericordia y de Tu amor. En El Nombre de Jesús, Amén.