Señor, gracias por el nuevo día que me regalas, pues el abrir mis ojos nuevamente es una dádiva que solo proviene de Ti. Que Tu luz alumbre cada uno de mis pasos hoy y que Tu fuerza me sostenga para enfrentar cada una de las luchas que me encuentre en el camino, con la confianza plena de que junto con la adversidad nos das la salida y que las pruebas solo nos conducen a la transformación y a la perfección del carácter en aquel que deseas que cultivemos para poder servirte completamente y de la forma en que deseas.
También Te Pido, Señor, que con Tu infinita bondad tomes este día que hoy comienza y que me has regalado en Tu inmensa e incondicional misericordia, para que todo cuanto en el ocurra, sea para el cumplimiento de Tu voluntad y de los planes que esperas realice, siempre para Tu mayor gloria.
Que el mal no tenga espacio en todo lo que hoy lleve a cabo y que sea contenido por Tu poder infalible que es mayor a cualquier acción que el enemigo quiera emprender en mi vida.
Gracias Señor por Tu compañía hoy y siempre.
En El Nombre de Jesús, Amén.