Palabra:
Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. (2 Crónicas 20:3)
Josafat, rey de Judá, se enfrentó a un dilema. Sus enemigos eran mucho más numerosos que él. Para empeorar las cosas, ellos se habían unido a los demás enemigos de Israel y venían a destruirlo. Un día, alguien se acercó al rey Josafat y le advirtió que un gigantesco ejército venía hacia él. Era imposible. No había manera de que pudiera enfrentarse a este ejército con lo que tenía. Iba camino de la destrucción.
¿Qué hizo Josafat? La Biblia dice que buscó al Señor; Oró: “¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.” (2 Crónicas 20:12).
Y la respuesta de Dios ante el clamor de un siervo fue magnífica: “No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios…paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros.” (2 Crónicas 20:15-17).
Josafat y su ejército salieron al encuentro de sus enemigos, pero pusieron al frente al grupo de alabanza. La Biblia dice que cuando empezaron a cantar y alabar al Señor, los enemigos empezaron a luchar entre ellos y se destruyeron mutuamente.
Tal vez te enfrentes a lo que parece ser una situación imposible en este momento. Puede que no seas capaz de ver una salida, pero Dios sí. ¡Clama a Él! Y luego mantente firme y se testigo de las maravillas que El Señor puede realizar en tu vida.
Oración:
Señor, dame la fuerza para resistir ante las adversidades y pruebas que lleguen a mi vida y protégeme también del mal que otros intenten causarme; sabiendo que has prometido pelear cada batalla junto a aquellos que con fidelidad y corazón sincero creen en Ti, Te siguen y Te sirven. Amén.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del Capítulo – 2 Crónicas 20:
En 2 Crónicas 20, el escritor nos cuenta cómo Josafat y el pueblo de Judá fueron testigos de una gran liberación de Dios. Resultó que un enorme ejército enemigo marchaba contra ellos.
La actitud que adoptó Josafat fue la de consultar al Señor Dios, proclamar el ayuno, humillarse y orar. Él y todo el pueblo buscaban a Dios con firmeza.
Josafat declara a Dios que no sabe ni tiene qué hacer. Pero espera y confía en el cuidado del Señor.
Como resultado, el Señor les envió respuesta y les aseguró que no temieran, pues Él los libraría, y junto con ello, les dio instrucciones específicas para lograr la victoria. Ante las palabras del Señor, pusieron a los cantores al frente del ejército y entraron en la batalla alabando a Dios.
Sucedió que cuando llegaron allí, sólo vieron cadáveres en el suelo; nadie había escapado. Dios les dio la victoria como había prometido.
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