Versículo:
Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. (Juan 13:12-15)
Comentario:
Creo que solo las personas seguras pueden ser verdaderos servidores. Jesús pudo ponerse una toalla de siervo y lavar los pies de Sus discípulos porque Él sabía quién era, de dónde venía y adónde iba. Él no tenía miedo ni nada que demostrar, por lo que era libre de servir.
Mucha gente en nuestra sociedad necesita una posición alta para hacerles sentir importantes y valorados. Ser un sirviente a menudo se considera un trabajo bajo, pero en la mente de Dios es la posición más alta que existe. Ser un verdadero siervo comienza con un corazón humilde, y ese es un corazón y un espíritu que es aceptable a Dios. No importa cuál sea nuestro empleo laboral, nuestro llamado de parte de Dios es servirle a Él y a los demás.
Al lavarles los pies a los discípulos, Jesús les dio un ejemplo de cómo debían vivir y les dijo que, si servían a los demás, serían bendecidos y felices (ver Juan 13:17). Cuando nos servimos unos a otros, nos convertimos en parte de los demás. Experimentamos el verdadero significado del amor. Jesús era superior que todos, pero se humilló y se convirtió en un siervo. ¿Estás dispuesto a seguir Su ejemplo?
Oración:
Señor, ayúdame a servir a mi alrededor tanto como pueda, para glorificarte y devolverte de alguna forma el grandioso amor que me entregas cada día.