Escucha
Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de -Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. (Marcos 6:11)
Piensa:
De adolescente mi bolso de la preparatoria llevaba todos los días alrededor de 10 kilos. Tenía mis botines de fútbol, mis libros, 2 o 3 cambios de ropa, la billetera, el almuerzo y algunas otras cosas más. Incluso con todo eso llamaba a veces a mi madre para que me trajera ciertas cosas que todavía necesitaba. ¿Te suena familiar? Creo que muchas veces nos hacemos la idea de que necesitamos más y más cosas para cumplir nuestro quehacer diario y que sin ellas pensamos (muy equivocadamente) “no podríamos vivir”.
En las escrituras de hoy Jesús envió a sus discípulos en pares, con instrucciones específicas de lo que podían y no podían llevar; y no era mucho. Ellos a su vez debían confiar en Jesús plenamente, sin escuchar voces ajenas que sugirieran lo contrario. El mensaje era claro: No requerían más que su fe en que el poder del Señor todo lo puede, para hacer llegar su mensaje y dar testimonio de las cosas maravillosas que en Él era posible alcanzar.
¿Existen cosas que pienses necesitas para poder atender el llamado de Cristo? Hay una buena noticia: Cristo es todo lo que necesitas. Te invito a vivir por esa verdad el día de hoy. Si existen obstáculos en tu camino, ora con fe y retíralos; el momento es ahora.
Recuerda que Dios no desampará ni abandona a aquellos que le siguen y en su gran misericordia, siempre dará cuenta de todas sus necesidades. Como dicta la palabra: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19)
Ora:
Señor, eres Tú el dueño de mi confianza y mi fe. Quita de mi lado aquellos obstáculos que en algún momento puedan impedirme confiar en ti plenamente; guíame por ello cada día a confiar solo en tu sabiduría. Amén.