Escucha:
Y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. (Éxodo 2:23)
Piensa:
¿Alguna vez se sentiste como los israelitas en este pasaje? Es posible que hayas soportado un largo período de espera, con la ansiedad de pensar que Dios te había abandonado. Puede que hoy estés en una situación difícil, sin ningún medio aparente de escapar. Tal vez alguien que amas está sufriendo, o tal vez las cosas no marchan como lo habias esperado. Sin embargo la lección del pasaje de hoy es clara: El Señor si escucha tu clamor.
Cuando los israelitas clamaron, Dios no sólo los escuchó sino que hizo mucho más que simplemente aliviarlos. Los liberó completamente. Sin embargo, fue un proceso que se produjo en los términos del Señor. El primer intento de liberar al pueblo pareció fracasar porque los egipcios terminaron dándole más trabajo a Israel. Incluso cuando Moisés y Aarón hacían milagros, el Faraón endureció su corazón. Las circunstancias parecían más desesperadas que nunca, y aunque los hijos de Israel permanecieron como esclavos durante casi cuatrocientos años, Dios los escuchó y puso su mirada sobre ellos y los libró.
Él hará lo mismo por ti. Mientras clamas a Dios, tus oraciones llegan a su corazón. Sólo recuerda que la liberación puede ser un proceso rápido o gradual, dependiendo de lo que Dios quiera enseñarte. Ten paciencia y sigue rezando. Nunca dejes de creer que el Señor es un Dios de milagros.
Ora:
Señor, clamo por la liberación de todo lo que me impide ser lo que Tú deseas. Libérame de lo que me separa de ti. Sé que incluso en medio de una situación que parece desesperada, puedes realizar el trabajo más maravilloso. Gracias porque sé que en Ti todo es posible.