Escucha:
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. (Salmo 46 : 1)
Señor… yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia ; porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia. (Salmo 59 : 8, 16)
Piensa:
Esa mañana la prensa relató un suceso trágico ocurrido en el Monte Blanco (montaña más alta de la Unión Europea) : cuatro alpinistas fueron sorprendidos por una fuerte tormenta a 4. 000 metros de altura. Cegados por la nieve, entumecidos por el frío y frenados por la violencia del viento, trataron de llegar al refugio de Goûter, 100 metros más abajo. Solo dos de ellos, totalmente agotados, lo lograron. Los otros dos fueron hallados muertos mucho más tarde, bajo una espesa capa de nieve.
Cuando una tempestad azota nuestra vida (enfermedad, duelo, desempleo, separación… ?), ¿dónde buscamos ayuda ? ¿Encontramos refugio en el alcohol o la droga ? ¿O en el olvido, multiplicando las actividades y distracciones ? ¿Y después ? Al levantar la cabeza nos volvemos a encontrar en el mismo punto de partida, ante la realidad : la tempestad sigue ahí.
Entonces, ¿quién puede ayudarnos realmente ? Dios nos propone refugiarnos en aquel que quiere conducir las circunstancias de nuestra vida : Dios mismo. Desde siempre, ese Dios de compasión ha sostenido y levantado a hombres y mujeres desesperados. Depositando su confianza en él hallaron la fuerza para enfrentar la adversidad, encontraron un nuevo sentido a su vida trastornada y una razón para esperar.
Si está desconcertado, acérquese a Dios con humildad, sinceridad, fe, y déjele actuar. Él conoce las circunstancias de su vida y quiere darle la paz… ¡la paz con Dios !
Ora:
Señor, Tú eres mi fuerza cuando estoy débil, ere mi refugio en medio de la tempestad, mi riqueza cuando veo mi pobreza, mi luz cuando me encuentro en medio de mis tinieblas, el agua viva en medio de mis desiertos, mi amigo fiel cuando los demás me han abandonado. Por ello te pido Padre que Te busque sin dudar, en mis angustias y temores, confiando en que cubrirás bajo Tus alas y me darás siempre la salida. Amén.