Escucha:
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:7-8)
Piensa:
Un afamado entrenador de basquetbol en la mundialmente conocida liga, NBA decía que “Dos funcionan mejor que uno, si esos dos se unen y actúan como uno sólo”.
Los equipos en general alcanzan su mejor rendimiento cuando no existe en ellos deseos egoístas. Si el funcionamiento del equipo recae sobre un solo individuo, sin dudas, el mismo no sobrevivirá durante mucho tiempo. Sin embargo si el funcionamiento se concentra en conseguir un objetivo común, el equipo tendrá éxito.
Esta filosofía podríamos aplicarla a nuestra realidad como cristianos. Si una congregación cae bajo el efecto negativo de las ambiciones individuales de uno o varios miembros, no prosperará. Pero si por el contrario, cada miembro se apoya en otros y además brinda soporte a los más nuevos para buscar y expandir el Reino del Señor, la congregación, como árbol frondoso, dará frutos y florecerá.
Dios nos dotó con la naturaleza para relacionarnos con otros, porque las relaciones dan sentido de propósito, significado e identidad a nuestras vidas. Si cultivamos relaciones poco saludables, estas afectarán lo que somos y a dónde queremos ir.
Permite al Señor que guíe tus relaciones, confía en el para dejar que el pasado cumpla su misión de ser historia y acércate mediante la oración para pedirle la paciencia y sabiduría para llevar relaciones difíciles que puedan presentarse en tu vida.
Decídete hoy a armar nuevas relaciones y hacer que las que posees sean saludables y rindan gloria al Señor. Ten Fe en Él, cuando su mano obra, no hay nada imposible.
Ora:
Señor, guíame a abrir las puertas de mi vida para que otros puedan entrar en ella y acercarse a mí, así como yo me acerco a ti cada día. Dame la sabiduría para construir relaciones que me permitan glorificarte amando a otros tal como tú me amas. Amén.