Escucha:
“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:22-23)
Piensa:
Dios es amor, compasión y fidelidad, y como nos enseña el versículo de hoy, de misericordia inagotable. Es importante saber estas verdades, pero como creyente, ello no será suficiente.
Las promesas de Dios tendrán efecto en nuestra vida, en la medida, que las tengamos presentes, que las recordemos constantemente, construyendo mediante ellas, una fe sólida, que edifique nuestra esperanza y nuestra confianza en el Señor ante cualquier circunstancia.
Así que proponte traer a la memoria la fidelidad de Dios cada mañana. Recuerda cuáles son los beneficios que te pertenecen en Jesús. ¿Cuáles son algunas de esas misericordias? El Salmo 103 las enumera:
El Señor perdona nuestros errores e imperfecciones
- Cura nuestras heridas
- Nos colma de sus infinitas bendiciones
- Renueva como el águila nuestras fuerzas
- Nos rescata de la injusticia, su justicia siempre triunfa delante del abandonado
- Nos muestra su camino y nos revela sus obras
- Es misericordioso y clemente; es lento para la ira, y grande en misericordia.
Estas promesas toman vida en nosotros cuando las internalizamos, las reconocemos, las dialogamos en nuestro silencio. Por ello, Tómate el tiempo para acercarte a ellas, cada día, ya que en cada una se encuentra el camino hacia el amor de Dios.
No te conformes con saber acerca de las bendiciones del Señor, sino recuérdalas cada día para que vivifiquen tu vida.
Ora:
Señor, obra en mí cada día para reconocer las maravillosas promesas que guardas a aquellos que te siguen, porque son ellas la gran fuente de vida, son ellas, el camino que me llevarán a Tu infinito amor. Amén