Escucha:
“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58)
Piensa:
Es común oír proverbios chinos, y, a menudo, estos surgen de alguna historia. Por ejemplo: «estirar las plantitas para que crezcan más rápido» alude a un hombre impaciente de la Dinastía Song, quien estaba ansioso por ver que sus plantas de arroz crecieran más rápido. Este hombre pensó: Voy a estirar cada planta algunos centímetros hacia arriba. Después de un día de trabajo tedioso, recorrió el arrozal para ver qué había pasado. Estaba contento porque parecía que «estaban más altas»… pero la alegría le duró poco. Al día siguiente, las plantas habían empezado a marchitarse porque sus raíces ya no tenían suficiente profundidad.
En 2 Timoteo 2:6, Pablo compara la obra de un ministro del evangelio con la de un agricultor. Le escribió a Timoteo que, como en la agricultura, hacer discípulos puede ser una labor difícil e incesante. Aras, siembras, esperas, oras. Deseas ver pronto los frutos de tu trabajo, pero el crecimiento lleva tiempo. Y, como lo ilustra acertadamente el proverbio chino, cualquier esfuerzo para acelerar el proceso será inútil. William Hendriksen declara: «Si Timoteo […] se esfuerza al máximo para llevar a cabo la tarea espiritual que Dios le ha encomendado, […] verá en la vida de los demás […] el principio de ese fruto glorioso que se menciona en Gálatas 5:22-23».
Mientras trabajamos fielmente, esperamos con paciencia en el Señor, quien hace que las cosas crezcan (1 Corintios 3:7).
Ora:
Señor, Tú que eres el dueño de mi fe, continúa nutriéndome y cultivando en mí el carácter de la persona que te ama y que ama a los demás. Ayúdame a confiar en tú cuidado y a entender que cada día es una oportunidad para compartir el amor y cuidado que me brindas, con todos mis hermanos. Amén