Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides. Deuteronomio 31:8
Incluso las personas más optimistas pueden desanimarse al atravesar los altibajos de la vida. El nuestro es un mundo en el que las exigencias y expectativas pueden parecer casi imposibles. Cuando sientes que no estás a la altura -o si estás convencido de que te tratan injustamente- es fácil desanimarse.
Pero cuando te enfrentes a circunstancias difíciles, no pierdas la esperanza. Cuando te enfrentes a incertidumbres sobre el futuro, no te angusties. Y si te desanimas, no desesperes. En lugar de eso, confía en las promesas de Dios mientras elevas tus pensamientos y oraciones a Él. Cuando lo hagas, Él irá delante de ti y te guiará, y saber que Él nunca te fallará es la mejor medicina para disolver el desánimo.
Y es que el desánimo es una respuesta humana natural a los desafíos de la vida, pero no tiene por qué ser nuestro estado final. La promesa de Dios de ir personalmente delante de nosotros y de no abandonarnos nunca es un poderoso antídoto contra el miedo y el desánimo. Esta seguridad nos invita a desplazar nuestra atención de nuestras circunstancias externas directamente a la fidelidad de Dios.
Cuando nos sentimos abrumados por las exigencias de la vida o inseguros ante el futuro, podemos consolarnos sabiendo que no estamos solos ante esos retos. Dios ya está presente en nuestro mañana, preparándonos el camino. Si optamos por confiar en sus promesas y le presentamos nuestras preocupaciones en la oración, nos abrimos a su guía y a su fuerza. Dejemos que esta verdad nos capacite para afrontar cada día con valentía y esperanza, sabiendo que el Dios que nunca falla está siempre a nuestro lado.
Gracias Padre, por Tu fidelidad que nunca vacila, incluso cuando mi fe puede flaquear. Me consuela saber que Tú ya estás presente en mi futuro, preparándome el camino a seguir, para cumplir Tu maravillosa voluntad en mi vida Señor. En El Nombre de Jesús, Amén.