Aun el muchacho es conocido por sus hechos, Si su conducta fuere limpia y recta. Proverbios 20:11
¿Qué estás dispuesto a ceder para sentirte aceptado? A veces puedes sentir la tentación de ceder un poco en tus creencias o cruzar una línea que no deberías cruzar para obtener la aprobación de alguien. El enemigo te dirá: «Nunca le gustarás a nadie si no suavizas tu postura. No seas tan estrecho o rígido. Déjate llevar por la corriente para tener éxito y que la gente quiera ser tu amiga». Él sabe que si capitulas en tus convicciones, tu capacidad para llevar a otros a Cristo se verá dañada e incluso destruida. Tal compromiso es siempre mortal para el testimonio de un creyente.
Sin embargo, si te mantienes firme en tus creencias, la gente no sólo te respetará más, sino que también te buscarán cuando necesiten amor y apoyo. Verás, como hijo de Dios, que te convertirás en un ancla en la tormenta para los demás, y cuando otros estén sufriendo, se sentirán atraídos por la estabilidad y la verdad que ofreces. Otros a tu alrededor, siempre van a valorar tu autenticidad, virtud que sólo será desarrollada por alguien que no vacile en sus creencias para ser popular o que comunique a otros lo que quieren oír aún cuando ello sea mentira.
Por lo tanto, defiende tus convicciones y confía en El Señor. Tu persistente dedicación a Su Palabra es un testimonio para los que te rodean. Cuando no cedes y te mantienes firme en lo que has aprendido, personas que nunca esperarías, acudirán a ti en busca de ayuda en medio de sus tribulaciones. Te verán comportarte de una manera misericordiosa y compasiva, cómo Nuestro Padre de lo Cielos desea que lo hagas, y sabrán con certeza que tienes algo valioso que ofrecerles.
Padre, quiero mantenerme firme en mis convicciones, pero muchas veces la tentación de ceder para agradar a otras opiniones, puede traicionarme. Por ello te pido que me ayudes a mantenerme fuerte para defender Tu verdad y glorificarte con mis acciones, mis pensamientos y mis palabras. En El Nombre de Jesús, Amén.