Devocional:
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. (1 Corintios 10:13)
La verdad para Ti
Los vicios son devastadores. El hombre en vicio pierde su identidad frente A aquello que lo esclaviza sea el alcohol las drogas o las pasiones desordenadas o cualquier otra cosa. La persona en vicio vive acorralada, más sin embargo ante ese panorama de oscuridad Cristo sacrificado a sí mismo en la cruz logró comprarnos y capacitarnos para abandonar todas esas prácticas que manchan nuestra alma y nuestro espíritu y nos impiden vivir en amistad con Dios. Y es que la sangre de Cristo nos limpia de toda mancha de todo pecado, y ante esa maravillosa promesa solo nos resta una tarea: vivir por ella Y hacer que la nueva creación que nosotros se ha fundado permanezca fortalecida frente a las tentaciones del día a día. Es la batalla espiritual de la que hablaba el apóstol Pablo, una batalla que libraremos a diario en la que solo será posible vencer, si caminamos honrando a Dios, y siguiendo sus estatutos, en nuestros pensamientos obras y palabras.
Declarando la promesa:
En el pasado era esclavo de los vicios pero ahora en Cristo ese vicio ha sido vencido para siempre. El viejo hombre derrotado por las tentaciones y pasiones desordenadas, ha desaparecido y solo queda ahora, la creación que Tu Padre, has efectuado en mí. Hoy resuelvo vivir por el poder que Dios ha puesto en mí para superar las tentaciones, para huir de las situaciones, lugares, y personas que quieran atraerme a lo que antes era mi perdición. Sé que podré lograrlo confiando en que las manos de Dios me sostienen, y su cuidado nunca me desampara.
Orando la Promesa
Señor gracias por haberme librado de ese vicio que me llevaba al pecado y me alejaba de poder cultivar una amistad contigo y caminar en dignidad frente a ti. Te agradezco por el hecho de ser siempre mi refugio cuando soy tentado, porque sé que puedo volver a Ti, cuando las antiguas conductas desordenadas, intentan llevarme nuevamente a su camino de perdición. Haz que tu presencia sea constante en mi vida en cada paso que dé, y en cada actividad que emprenda, de forma que anclado en tu cuidado, en tu amor, y en tu misericordia, pueda yo librar la batalla espiritual en la que nos has llamado a combatir, luchando confiado, en el poder que me has conferido para resistir cada ataque, y marchar en tus tiempos perfectos, hacia la victoria que has prometido a todos aquellos que con fidelidad ponen sus esperanzas en Ti, y Te siguen, y Te sirven. En El Nombre de Jesús, Amén.