Devocional:
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6).
“¡No entres en la autopista!” Ese fue el mensaje de mi hija cuando salí del trabajo, porque la carretera parecía más bien un aparcamiento. Empecé a probar rutas alternativas, pero después de encontrarme con retenciones en otras carreteras, desistí. El viaje a casa tendría que esperar hasta más tarde. Así que tomé la dirección contraria y me dirigí a un acontecimiento deportivo en el que participaba mi nieta.
Descubrir que ningún camino podía llevarme a casa me hizo pensar en la gente que dice que todos los caminos conducen a una relación eterna con Dios. Algunos creen que el camino de la bondad y el buen comportamiento les conducirá a Él. Otros eligen el camino de las búsquedas religiosas.
Sin embargo, confiar en estos caminos conduce a un callejón sin salida. Sólo hay un camino hacia la presencia eterna de Dios. Jesús lo dejó claro cuando dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede venir al Padre si no es por mí” (Juan 14:6). Jesús reveló que moriría para abrirnos el camino a la casa de su Padre: a su presencia y a la vida verdadera que nos da hoy y por toda la eternidad.
Evita los caminos que no conducen a la presencia de Dios. En lugar de eso, confía en Jesús como Salvador, pues Él nos ha revelado el único camino que salva y libera.
Oración
Señor, nos acercamos humildemente a Tu presencia, agradecidos por la verdad que has revelado a través de Tu Hijo, Jesucristo. Al meditar en Juan 14:6, recordamos que Jesús es el camino, la verdad y la vida. Que lo abracemos como nuestro Salvador y sigamos Su camino de rectitud. Llénanos de Tu Espíritu Santo, para que podamos experimentar la vida abundante en Él y compartir esta verdad con los demás. En el nombre de Jesús, oramos. Amén.