Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte. 1 Corintios 1:27
Dios ha escogido las cosas débiles del mundo para avergonzar a las fuertes.
Si hoy te sientes particularmente incapaz, está bien. Dios se deleita en impartir Su poder totalmente suficiente a quienes cumplen un requisito paradójico: la debilidad. Si has llegado a un lugar de agotamiento y vacío, levanta tu mirada al cielo y permite que el Señor infunda Su poder en tu espíritu. Ten ánimo. Aquellos que están quebrantados y al límite de sus fuerzas están a un clamor del poder renovador de Cristo.
Quizás te preguntes por qué los impíos prosperan, mientras tú has intentado ser fiel y aun así sufres. Recuerda que el Señor tiene Sus razones y mostrará Su mano a su debido tiempo. Pero también comprende que el poder de Dios no es para alardear ni para la gratificación personal, sino para glorificar a Cristo. El Padre da Su fuerza sobreabundante a los humildes, no para avanzar sus propios intereses, sino para honrar Su nombre. Él nos fortalece para que podamos demostrar al mundo que Él es suficiente y verdaderamente es el Señor. Por eso, si hoy estás cansado y angustiado, sigue confiando en Él—eres precisamente la persona a través de la cual el Salvador desea manifestar Su poder y Su gloria.
Padre amado, en mi debilidad me acerco a Ti. Reconozco que sin Tu fuerza nada puedo hacer. Llena mi corazón de Tu poder, renueva mi espíritu agotado y muéstrame que Tu gracia es suficiente para cada desafío. Hazme un instrumento de Tu gloria y que mi vida refleje Tu poder perfecto. Gracias por sostenerme y nunca abandonarme. En el nombre de Jesús. Amén.