Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Proverbios 3:5
Una antigua leyenda en un barco de guerra decía: “En Dios confiamos, a todos los demás los rastreamos.” Es un recordatorio de lo fácil que es depositar nuestra confianza en lo equivocado. Sin darnos cuenta, podemos apoyarnos más en nuestras circunstancias que en Dios. Sin embargo, las circunstancias son temporales, mientras que Él es eterno.
Cuando llegan las pruebas, podemos pensar que la situación actual es la última palabra de Dios. Nos resignamos y creemos que debemos permanecer allí indefinidamente. Pero la verdad es que Dios es más grande que la tormenta, el fuego o la cueva. Así como libró a Sadrac, Mesac y Abed-nego del horno, y como llamó a David fuera de la cueva para cumplir su destino, Él puede cambiar tus circunstancias y guiarte hacia adelante.
Quizás has permanecido demasiado tiempo inmóvil, asumiendo que ahí es donde debes quedarte. Hoy Dios te llama a levantar la vista, confiar en Él y avanzar. Observa tus circunstancias, sí, pero coloca tu confianza en el Señor sobre todo. Él te mostrará la salida y te llevará a cumplir Su propósito.
Padre, perdóname por las veces que he retrasado la obediencia por miedo o duda. Recuérdame que soy Tu hijo, equipado y empoderado por Tu Espíritu. Ayúdame a actuar hoy con valentía y fe, confiando en Tu provisión y fuerza. Que cada paso que dé refleje alegría y obediencia, honrándote en todo. En El Nombre de Jesús, Amén.