Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. Santiago 4:17
¿Alguna vez pospones para mañana lo que Dios te llama a hacer hoy? Tal vez haya una tarea que Él te ha encomendado, una persona a quien acercarte o un acto de obediencia que te resulta incómodo. Sin embargo, los días siguen pasando y la procrastinación se instala, alimentada por el miedo, la ansiedad o la sensación de insuficiencia. Cuanto más lo pospones, más pesada se vuelve la carga.
En el corazón de la procrastinación se encuentra una lucha con la confianza: confiar en lo que Dios dice que eres y en la manera en que te ha equipado. La buena noticia es que eres hijo del Dios vivo, fortalecido por Su Espíritu y capacitado para actuar en obediencia. No necesitas depender de tus propias habilidades ni ceder al temor. A través de Cristo, tienes todo lo necesario para cumplir lo que Él te ha asignado.
Así que ten valor y da el paso. Actúa con fe y descubrirás la alegría de vivir apoyado en Su fuerza y la libertad que viene de confiar en Sus recursos infinitos.
Padre, perdóname por las veces que he retrasado la obediencia por miedo o duda. Recuérdame que soy Tu hijo, equipado y empoderado por Tu Espíritu. Ayúdame a actuar hoy con valentía y fe, confiando en Tu provisión y fuerza. Que cada paso que dé refleje alegría y obediencia, honrándote en todo. En El Nombre de Jesús, Amén.