Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Juan 16:3
Jesús advirtió a sus discípulos que llegaría el tiempo en que serían maltratados y perseguidos por líderes religiosos. Dijo: «Viene la hora cuando cualquiera que os mate pensará que rinde servicio a Dios» (Juan 16:2). Esto se cumplió en la vida de Saulo, quien más tarde sería conocido como el apóstol Pablo. Saulo persiguió con pasión a los cristianos, creyendo sinceramente que estaba sirviendo a Dios. Pero Jesús lo detuvo y le preguntó: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» (Hechos 9:4).
Es alarmante pensar que alguien puede estar tan enfocado en sus actividades religiosas que pierda completamente de vista quién es realmente Dios. Esto le puede pasar incluso a personas sinceras y comprometidas dentro de la iglesia. Jesús no pone en duda la pasión de tales acciones, pero sí identifica la raíz del problema: las personas pueden actuar en nombre de Dios sin haberlo conocido verdaderamente.
Enredarse en la religión, las agendas bien intencionadas o la política eclesiástica y perder de vista al propio Cristo es un riesgo real. Incluso se puede llegar a oponerse a la obra de Jesús, pensando que se está haciendo lo correcto. Por eso es fundamental que la relación personal con el Señor sea siempre la prioridad. Al buscarlo sinceramente, Él guiará hacia lo que realmente le agrada.
Señor, que nunca me aleje de Ti mientras intento servirte. Ayúdame a mantener siempre mi relación contigo en el centro de mi vida, para no caer en el error de enfocarme más en las actividades que en conocerte a Ti. Guíame a vivir con un corazón humilde, centrado en lo que realmente te honra. Gracias por corregirme y llevarme de regreso cuando me desvío. En el nombre de Jesús, Amén.