Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. Juan 4:16
El misterio rodea a menudo a la persona del Espíritu Santo. Muchas veces, de allí que no comprendamos bien quién es y qué hace. Sin embargo, no es posible progresar en la vida cristiana sin su presencia. Esto se debe a que el Espíritu Santo es el representante personal de Dios aquí en la tierra, y Su papel es ser nuestro Ayudador y Consolador. En griego, esta palabra es parakletos, y sugiere que Él nos ayuda como lo haría un consejero legal o un abogado. Él se coloca a nuestro lado, dándonos fuerza y apoyo, determinación y persevarancia. Sin embargo, si no reconocemos Su presencia, autoridad y poder, podemos creer erróneamente y actuar como si estuviéramos solos en esta vida.
Jesús sabe lo importante que es su presencia junto a nosotros. Por lo tanto, el Señor en Su gran compasión y sabiduría envió a Su Espíritu Santo para enseñarnos, guiarnos y ayudarnos. Él nos instruye en la verdad y es nuestro abogado personal ante el trono de Dios. Esta es nuestra paz y fortaleza sin importar las circunstancias – cualquier cosa que enfrentemos, Cristo la enfrenta con nosotros personalmente a través de la presencia vivificante de Su Espíritu Santo.
Espíritu Santo, reconozco Tu presencia en mi vida. Te agradezco por ser mi Ayudador y Consolador, guiándome y fortaleciéndome cada día. Ayúdame a reconocer Tu autoridad y poder, para que pueda caminar en la paz y fortaleza que Tú me provees. Que pueda apoyarme más en Ti y confiar en Tu guía en todas las áreas de mi vida. En El Nombre de Jesús, Amén.