Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua. Proverbios 31:26
¿Qué dice de ti tu forma de hablar? Cuando hablas, ¿reflejas los caminos del mundo, o tus palabras dan testimonio de una profunda relación con Jesús? ¿Derribas a las personas o las edificas con instrucción piadosa? ¿Te quejas de los problemas u ofreces a la gente soluciones centradas en Cristo? Si Dios te ha transformado y te ha dado una nueva naturaleza, es de esperar que la forma en que te comunicas lo demuestre.
Esto se debe a que lo que dices revela la verdadera condición de tu corazón. Lucas 6:45 enseña: «El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.». ¿Qué te llena? ¿Qué fluye de tu corazón? La voluntad de Dios es que reflejes el carácter de Cristo tanto en palabras como en hechos.
Por eso Pablo escribe: «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.» (Colosenses 3:16). Pablo sabía que nuestro corazón necesita alimento constante de las Escrituras y tiempo en la presencia del Salvador para que produzca el fruto digno de un hijo de Dios.
Así que llena tu corazón con la maravillosa verdad de las Escrituras. Porque cuando lo hagas, tu boca no sólo producirá las palabras que testifiquen de la influencia de Cristo en tu vida, sino que también tendrá el poder de transformar la vida de los demás.
Padre, quiero glorificarte tanto de palabra como de obra. Llena mi corazón con Tu verdad y que ella fluya abundantemente en mi vida, y en la vida de aquellos que me rodean. En El Nombre de Jesús, Amén.
