Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. (Éxodo 33:12-13)
Señor, en momentos de dificultad, cuando las cosas no tiendan a salir a mi favor, se que puedo equivocarme y verte como un Dios distante. Pero cuando pienso en relacionarme contigo como lo hago con mis amigos cercanos o mis familiares, veo que me has dado ¡ejemplos vivos! Es a través de la cercanía con otros que aprendo a ser íntimo, cómo compartir mi corazón, mis pensamientos y mis sueños con alguien más. Padre, tú ya sabes esas cosas. Tú conoces lo mejor y lo peor de mí, y de todos modos, me has salvado. Eso demuestra que no eres un Dios distante, sino un Dios personal que me ama y me busca. Gracias por estar siempre buscándome, siempre queriendo estar cerca de mí. Que la respuesta de mi corazón sea buscarte, tal como lo haría en cualquier otra relación. Y es mi oración que al hacerlo, pueda comenzar a conocerte íntimamente. Que pueda yo experimentar una relación de amor que sea sin igual.