Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)
Así como tengo el hábito de comer todos los días, ayúdame a desarrollar el hábito de alimentarme cada día de tu Palabra. Tus Escrituras nutren mi alma y sacian mi sed espiritual. Tú prometes que tu Palabra está viva, penetrando cada fibra de mi ser. Ella proporciona el antídoto para la enfermedad mortal del pecado; me muestra cómo prosperar con alegría; desarrolla en mí un corazón puro y santo. Sin el hábito de leer la Biblia, sé que inevitablemente me iré apartando de ti. Por favor, no permitas que esto suceda, porque si yo me aparto de ti, no tendré oportunidad alguna de experimentar la misericordia y las bendiciones que provienen de una relación contigo. Concédeme esta oración, Señor: no solo el hábito de leer tu Palabra, sino un deseo profundo de ser atraído a esa Palabra todos los días.