Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. (Jueces 6:11-12)
Señor, al leer el libro de Jueces, me llama la atención la forma en que tu ángel saludó a Gedeón llamándolo «varón esforzado y valiente». ¿Estaba hablando con la persona correcta? Gedeón estaba escondiéndose de sus enemigos, los madianitas, y se consideraba a sí mismo como el menos importante de su familia. Pero cuando tú miraste a Gedeón, viste al hombre que rescataría a Israel. Señor, ¿me ves también de esa manera? ¿Soy un «guerrero valiente» ante tus ojos a pesar de que pienso en mí mismo como alguien débil? ¡Oh, por favor, haz florecer lo mejor de mí! Gracias por ver más en mí de lo que yo mismo veo. Yo veo mis limitaciones, pero tú, oh Dios, ves mi potencial. Tú percibes dentro de mí aquello para lo cual me creaste. Gracias por ver en mí lo que puedo llegar a ser en vez de reprocharme por lo que soy. Esto me hace querer estar a la altura de tus expectativas y convertirme en una persona que demuestra una fe gigante. Que pueda yo aspirar a reflejar todo lo que tú ves en mí.