Porque tú, Señor, eres bueno y aperdonador,y abundas en misericordia para con todos los que te invocan. (Salmos 86:5)
Señor, en este día que amanece, antes de realizar cualquier actividad que tengas guardada para mí, quiero alabar tu Nombre.
Sé que tropiezo, muchas veces, por no encontrar las palabras adecuadas en el momento de la oración.
Por eso, Señor, me siento avergonzado, sin saber qué hacer o decir.
También sé Señor que durante las actividades del día, muchas palabras vienen a mi boca y las pronuncio sin pensar en las consecuencias que traerán a las personas que me rodean.
Con ello puedo llegar a ofencer aún sin pretenderlo.
Por Te pido, Señor, en este momento, que me des sabiduría, como la brindaste al rey Salomón, para que mis palabras sean medidas y sirvan para la sanación, confianza y ánimo de los que se encuentren conmigo, y que de dicha sabiduría entienda y aprenda a separar lo que está bien de lo que está mal y vivir según tus mandamientos.
Quiero estar siempre cerca de ti, Señor, y hacer todo lo que tú quieras que haga.
Quiero hacer el bien a mi prójimo, igual que quiero que él haga lo mismo conmigo.
Te agradezco, Padre, por todas las bendiciones que me das cada día de mi vida.
En El Nombre de Jesús, Amén.