Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás. (Salmo 31:3)
Señor, conoces lo que soy, mis fortalezas y debilidades, mis miedos y mis angustias. Te agradezco por Tu amor y por Tu gracia con la que me tocas en todo momento, aún cuando muchas veces, pueda no percibirlo. Perdóname por las veces en las que me he alejado de Tu presencia y he caído en las trampas que indirectamente el mundo me coloca. Ayúdame a que en este día reconozca Tu presencia en mi vida, para que abra mi corazón a Tus enseñanzas y para que Tú obres en mí, siendo yo un instrumento para Tu mayor gloria.