Mas la lengua de los sabios es medicina. Proverbios 12:18
Con cada persona con la que hablas, tienes que tomar decisiones. ¿Intentarás ganarlos para tu punto de vista e intereses, o buscarás ayudarlos? ¿Intentarás caerles bien, o les llevarás a Dios?
En Marcos 2:17, el Señor Jesús reveló Su misión. Dijo: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.”. En otras palabras, no vino con el propósito de atraer a la gente hacia Sí para poder establecer un reino terrenal. Vino a curar la enfermedad más devastadora de la humanidad: el pecado. Del mismo modo, las personas que Jesús encontró necesitaban mucho más que un contacto físico. Necesitaban un Salvador. Y una vez liberados, Jesús les encargó que fueran a compartir lo que Dios había hecho por ellos. La mujer sorprendida en adulterio habló del perdón de Dios. El endemoniado dio testimonio de la liberación de Cristo. María dio testimonio del amor incondicional del Salvador. Mateo compartió cómo había sido liberado de la codicia. Y Pedro habló de la restauración de Dios.
Así es como se extendió el Evangelio, por el testimonio de los que Jesús tocó y curó. También es así como Dios nos equipa para el servicio. Amiga, has recibido la promesa de victoria sobre el pecado y tienes la increíble oportunidad de compartir la esperanza de Jesucristo con los demás. Tu vida es un testimonio vivo del poder sanador del Salvador. Así que pídele que te muestre cómo puedes proclamar mejor Su verdad victoriosa, y asegúrate de compartirla con alguien hoy.
Señor, quiero ser una persona que hable de sanidad a otros. No se trata de atraerlos hacia mí, sino de llevarlos hacia Ti. Ayúdame a testificar de Ti para que otros puedan encontrar la libertad. En El Nombre de Jesús, Amén.